lunes, 19 de diciembre de 2011

martes, 6 de diciembre de 2011

Y me dejó un poema, él con su hermosa dulzura, todo él en un verso, todo cuanto quería.

jueves, 1 de diciembre de 2011

La muerte.

Átame las manos, pero deja que mis ojos desnuden cada rincón de tu alma, cada fibra de tu cuerpo, cada atisbo de perfección en tu camino hacia mis labios, hacia mis besos, que son el fin de tu vida. Permíteme sentir cada caricia tuya hurgando en mis recuerdos mientras temblabas con las mías, cada palabra que me acercó más a éste mundo, déjame seguir llevando tu tiempo a mi ausencia del mismo. Permíteme continuar matándote, porque mi mirada te arranca pedacitos de existencia que me dan la vida, déjame tomar más de tí y ámame, por que soy la esencia de la tuya.

Smile

Comparte conmigo tu sonrisa para que pueda apresarla en el momento idílico y perfecto de éste segundo irrepetible.

                                                   

Let me be.

Siento la mirada del destino en el alma, y sufro los puñales de la incertidumbre por no saber hacia donde dirigir mis pasos en éste camino de escarcha.
Abro fuego hacia la lluvia, a cada gota que osa caer sobre mi mundo, a cada mano que intenta reparar la tela rota de mi vida, a cada beso que intenta curar mi agonía. Porque solo quiero ser conmigo misma, quiero pensar, más allá de éste mundo, quiero ser más que un ser humano, quiero ser errante por los parajes de la eternidad y los jamases de la historia, dejadme ser con las ideas el auriga que las contemple.

lunes, 28 de noviembre de 2011

Insensatos.


Miramos hacia el pasado y nos horrorizamos de nuestras propias obras. Miramos hacia el futuro y nos asusta lo que puedan ser nuestros actos.

sábado, 19 de noviembre de 2011

Parte 1

-Eres increíble- Me decía mientras posaba la copa de cristal en la mesa con una calma pasmosa, el rayo de sol que se filtraba por una rendija de la ventana incidió directamente sobre ella y se dispersó por toda pared con el color rojo del vino que reposaba dentro.-Te las arreglas para que nadie se de cuenta de quien eres-.
La piel se me erizó como lo haría el pelo de un gato, y sentí un cosquilleo en la raíz del cabello, hubiera jurado que el flequillo, rizado por la lluvia de hacía unos minutos, se movía varios milímetros. Estaba empapada. Me quité las gafas y las sequé con la manga de la camisa que aun se mantenía seca. Estaban llenas de gotas.
-No se de qué hablas- Alcé la cabeza orgullosa, manteniendo fija la mirada en los ojos de la persona que me había dicho aquello.-Solo vengo a por los papeles que ordenó el Señor Svensen-. Me quedé observándole desde mi posición, clavada en el sitio, esperando cualquier movimiento sospechoso. Me di cuenta cuando llevé sigilosamente la mano al bolsillo de la chaqueta de que no se me había ocurrido coger el revolver esa mañana. Maldije para mis adentros.
-¿El señor Svensen te ha enviado aquí? No deberías relacionarte con ese tipo de gente- Se llevó una mano a la frente en señal de desaprobación, mientras tamborileaba con la base de la pluma sobre el escritorio. -Una chica tan dulce cómo tú no debería estar en este lugar-
Me fijé en los gemelos de su traje y llegué a distinguir lo que me parecía el sello de alguna casa o empresa, posiblemente un cuervo, era rojo, sobre un fondo negro, pero no estaba segura.
-¿Porqué no? Es solo trabajo- Fruncí el ceño. Me fijé en la austeridad de la sala, apenas una estantería, repleta de papeles aparentemente desordenados y archivadores cargados con lo que supuse sería información clasificada y confidencial, un pequeño armario acristalado a través del que se apreciaban varias botellas de vino, reserva del 89, constaté agudizando la vista. También destacaban en la habitación las grandes ventanas cubiertas por visillos de terciopelo rojo, entreabiertos, que dejaban pasar los tímidos rayos de sol que comenzaban a dejarse ver después de la tormenta que acababa de caerme encima. La mesa se situaba al fondo, cerca de ellas y justo en la zona del suelo, de madera, en la que terminaba una alfombra amplia estampada con lo que pudieran ser motivos árabes, sobre la que me encontraba yo. La pared estaba pintada, de mitad para arriba, de un color crema bastante deteriorado, la otra mitad estaba revestida de madera oscura, a juego con el suelo.
La luz artificial brillaba por su ausencia. No vi ningún interruptor o enchufe al que pudiera estar conectada una lámpara o cualquier tipo de aparato electrónico. Aquel sitio se me antojaba demasiado vintage para ser de finales del siglo XXII, incluso teniendo en cuenta la escasez de recursos después de la recién finalizada guerra mundial, la cuarta, para ser exactos. Había oído hablar de la tercera, por si no había sido suficiente catastrófica, ésta última había arrasado con lo poco que quedaba de decencia humana, destrozando gran parte de las ciudades que habían conseguido sobrevivir y prosperar en los últimos años y disminuyendo considerablemente la diversidad animal terrestre. Ahora solo quedaban escombros de lo que habían sido grandes edificios, algunas casas en reconstrucción, laboratorios dedicados a la elaboración de armas y tecnología punta a los que nadie tenía acceso que se  habían conservado intactos, y caos por todas partes. Los países se disputaban el honor e intentaban obtener prestigio a base de enfrentamientos armados entre las ciudades que aun quedaban en pie.
Al fin y al cabo, pensé, el lugar estaba hecho a prueba de algo como yo.

-Deberías marcharte- Canturreó con voz casi amable -Vuelve a casa y no salgas hasta que se calmen las cosas- Endureció la mirada y se levantó de la butaca de piel marrón, en la que se sentaba, suavemente. Retrocedí un paso de forma casi instintiva mientras él sonreía divertido al observar mi reacción. Provocaba en mí una sensación que no debería sentir: Miedo.

-Aun no me has dado los papeles que te pedí- Apreté los puños y permanecí quieta una vez más - Me iré en cuanto los tenga en la mano- Sabía que los necesitábamos, Svensen y yo no podíamos quedarnos más tiempo en la casa en la que vivíamos, llevábamos ya demasiado y empezaban a escasear los recursos por aquella zona, así que necesitábamos el permiso para marcharnos de la ciudad. 
Enrosqué su pelo entre mis dedos, entrelazando nuestras vidas, susurrando que le quería.
Apresé su sonrisa en mis pupilas, encerré su voz en mis oídos que no lo oían más que a él y me guardé su ira con la esperanza de ser solo yo la causa de sus quejas, pero ya no le sentía, ya no veía su tez pálida danzando por los pasillos de la alegría ni escuchaba la voz que competía con los ángeles. Se había ido, me había dejado solo la poesía.

jueves, 10 de noviembre de 2011

The text that I'll never give you.

Crecemos a medida que damos pasos en la vida, dejamos épocas en el pasado que no se repetirán y tomamos decisiones que no pueden ser reemplazadas, que no pueden remediarse. Porque nuestros actos tienen consecuencias que sacuden nuestras vidas, como lazos atascados en las aspas de un ventilador que nunca deja de girar. Tenemos pues dos opciones, luchar contra el viento que es el curso insondable de la vida, o amoldarnos al movimiento de sus aspas, enredarnos a conciencia en su juego enrevesado y consumirnos a medida que nos mantenemos surcando las corrientes, pero no podemos hacerlo girar hacia el lado contrario, no empeñarnos en ser lo que no somos o repetir la vida que dejamos atrás. Y nunca serás libre, no podrás huir porque te perseguirás tu mismo, te perseguirá la vida que has construido durante años. Estarán los días para recordarte a cada segundo quién eres, quien fuiste y estarán las horas para arrepentirte de haber rechazado lo que pudo haber sido tu eterna juventud. Ya que el amor siempre es joven, o eso dicen aquellos que han vivido eternamente. 

domingo, 9 de octubre de 2011

Tu muerte

Tú, mirada triste, siempre al borde del llanto, me regalaste una sonrisa, una efímera explosión de libertad que se apagó con el soplo de tus ojos. Me hablaste con dulzura el invierno del 97, un Febrero muerto y gris a punto de acabarse, que daba paso al Marzo que anunciaría tu muerte, la más hermosa de todas. Una muerte que sonrió con sarna a la vida.
Nieva ésta noche, y mientras camino por las calles de Manhattan te recuerdo frente al Hudson, admirando las luces que se reflejaban en el río, las luces de la ciudad que amabas. El viento cálido te acariciaba la cara, el viento te adoraba. Te quedaste allí sentada varias horas, con la mirada fija en el infinito, cómo si pudieras ver más allá del puente de Brooklyn, cómo si cada parpadeo de las bombillas fuera un guiño a tu belleza, pero yo te miraba a ti, tan hermosa y tan frágil, tan entera.
Acababas de recibir la noticia, no más de dos meses, no más de tus hazañas. Te ibas.
Pero tu no te aferrabas a la vida, le decías adiós, le dedicabas tu despedida.


Alzaste la mano y cerraste los ojos un segundo infinito. Un segundo para siempre. El segundo más bello y perfecto que pudiste haberle dedicado a tu vida.
Tu muerte.

jueves, 1 de septiembre de 2011

The end

Si supieras la cantidad de veces que el juicio de tus palabras ha robado lágrimas de las cavernas de mis verdes bosques, sentirías que has obrado tan mal, que tus puñales quedarían suspendidos en el limbo del arrepentimiento.

martes, 16 de agosto de 2011

Nos escondemos tras nuestras caras, con nuestro estúpido disfraz de humanos.

domingo, 10 de julio de 2011

El Sonido del Violín

                                                                                          Fotografía de Emil Zawieja
                                                                                                  
Caigo dormida de nuevo, los ojos se cierran y no puedo mantener la consciencia más tiempo, dejo que el sonido me envuelva por completo, dejo que se filtre por cada uno de los poros de mi piel y me arrulle. Violín, cuéntame tu historia, cuéntame cómo haces la música mientras duermo, acompáñame al limbo entre la vigilia y el sueño, sé mi amante en la calma del descanso casi eterno, sé mi vida en el lecho de muerte efímera, sé casi completo con mi respiración liviana en el reposo tardío.
Dejo que mis latidos cesen una vez más, permito que entre la paz en mi cuerpo maldito, que la sangre se detenga  y regresen a mis recuerdos personas a las que solo yo recuerdo, sus caras se clavan en mis ojos ya rendidos a la noche, y caigo en el silencio que solo la culpa urde en las entrañas, pero se que volveré de nuevo, en algún día gris, triste y frío cómo este, en que solo el violín permita que mi vida fluya y despierte cómo tantas otras veces , algún día cómo éste, algún doce de Enero.

sábado, 2 de julio de 2011

Poe

"Escucha, hijo mio, dijo el demonio poniendo su mano sobre mi cabeza..."
                                                                                                      Edgar Allan Poe, Silencio.

viernes, 17 de junio de 2011

A part of the emptiness

Estiro el brazo hacia el infinito, abro la mano e intento rozar con el índice el nítido halo de perfección que puedo ver por encima de mi cabeza, araño el limbo, toco el espacio pleno, blanco, vacío. Encuentro el descanso en ese breve instante, la luz ciega mis pupilas, pero no cierro los ojos, pues quiero seguir viendo esa ausencia de todo, quiero disfrutar por un segundo ese espacio inexistente, quiero ser testigo y parte de la nada.

lunes, 13 de junio de 2011

Summer Time

Ya que el invierno ha dejado su muesca en mi vida, intentemos que el verano repare el pedacito de corazón roto, seque las lágrimas y mate las preocupaciones hasta que llegue el otoño.

lunes, 25 de abril de 2011

Gracias

                                                                            Fotografía de David Fernández Sancho
Gracias a todos, gracias a ti, a tus besos, a tus caricias y a tu apoyo, mis lágrimas no han rodado demasiado. Gracias a ella, que conmigo y dulce chocolate me ha hecho reír como solo ella puede, gracias a todos, por haber estado a mi lado en la tempestad que ha azotado mi vida, gracias por haber sido barco en la tormenta y porque a vuestro lado será solo una lluvia pasajera. Gracias por haberme acompañado siempre, por haber hecho de mí, alguien con la suerte de poder contar con sus amigos.
Sinceramente, gracias.

lunes, 11 de abril de 2011

Restos de una tarde pensando.

Utilicemos la poesía como arma,
pongamos una bala en cada verso,
cantemos sus rimas,
y cantando disparemos.

lunes, 4 de abril de 2011

Maldita sea ¡te quiero!



Me hago un ovillo en la esquina de mi cama, como queriendo que las paredes me engullan, he revuelto todas las sábanas y solo queda al alcance de la mano la manta que tantas noches ha llorado conmigo. La agarro con brusquedad y la estrello de nuevo contra el colchón, con el odio comprimido, con lo que será el maldito ardor del olvido, el horror de la incertidumbre y el olor de la camiseta que posiblemente haya dormido contigo, hoy odio todo lo que me rodea, hoy hago mella en mi destino, hoy me pertenece la vida que tanto ha jugado conmigo.

Escondo la cara entre las rodillas y dejo de nuevo libres las lágrimas, las malditas lágrimas que hacen siempre del muro de piedra, frágil escarcha de un lago derretido, por ese sol que no calienta, por esos rayos furtivos que se escapan de las rejas de la efímera existencia y brillan con la espléndida luz de algo vivo, porque estoy viva, porque sueño, porque recuerdo, porque me abandono por las noches al olvido, sé que no defraudaré al destino y pasaré por encima de sus vallas, surcando mi propio camino. Sin ti, o contigo.

miércoles, 16 de marzo de 2011

Paranoia

Vuelta al abismo, con sus ojos verdes, con su mirada perdida, con sus labios tan rojos, tan perfecta y tan rota, tan altiva y tan poca cosa, vuelve al abismo con sus manos al frente, observándolas atentamente tan limpias y tan blancas, como la nieve del bosque se posa sobre las ondas que provoca la piedra al caer al rio. Se cae su cuerpo y se moja, se hunde y desciende sin queja y sin oposición al fondo de las aguas, donde suavemente se posa.

Pray for Japan

 Ahora, creyentes del mundo, ahora, ya que no pueden hacer otra cosa recen a su dios, recen porque ninguna catrastofe más ocurra en Japón.
Esta situación me supera, no poder hacer nada, salir de clase esta última semana con la esperanza de llegar a casa, poner las noticias y solamente escuchar un: "Situación controlada en la planta nuclear de Fukushima", esa sensación de impotencia tan perfecta que me invade y quema mi corazón, partido en trocitos de fe en algún Dios en el que no creo, algún Dios que escuche mis ruegos, esos que nunca susurro, esos que se me antojan tan vanos, tan sin sentido, los que hoy rebolotean en mi cabeza y se aferran a la idea de que son válidos. Alguna parte desconocida de mí se mantiene firme ante la posibilidad de que mis pensamientos lleguen a ese país desolado, al que adoro, y por mínimo que sea, sirvan de algo.
No puedo hacer más, y rezaré por Japón, hasta que no quede rastro del desastre que ha arrasado ese país, y a mí alma con su historia.

miércoles, 2 de marzo de 2011

Fracaso

Un lugar tan enorme para tan pequeños pasos, no llegarás nunca al final, eso le decían, no llegarás a la meta, no serás nadie por el camino ni volverás a tu infancia tan tierna, serás por siempre condenada a vivir en el más cruel anonimato, en la más inhóspita selva, en el mayor espacio en blanco sobre un fondo liso y triste, dibujando formas agónicas y simples.

martes, 22 de febrero de 2011

Sinde

Hoy, hago una pausa en el hilo que está siguiendo este blog para hablar a cerca de la "Ley Sinde".
Esa que está haciendo que los internautas se revolucionen y pongan el grito en el cielo, esa, que según mi criterio está censurando un medio de comunicación cuyo principio es el libre acceso a la información y la libertad de expresión y que constituye una de las principales herramientas de la sociedad actual.
Una ley construida únicamente en base al interés económico, una ley que considera un delito más grave descargarse una pelicula, que robarla en las tiendas. QUE COARTA LA EXPANSIÓN DE LA CULTURA. Que se presenta como una clara amenaza para la libertad de expresión individual y minoritaria.
                                                                                                                                          Y creo que no me equivoco si hablo en nombre de todos los usuarios de internet, cuando digo que consideramos esta medida como un atentado a nuestros derechos en la web.

jueves, 17 de febrero de 2011

El Olvido

Un texto magistral, una poesía, un pastel de chocolate bajo un día lluvioso, el calor de la hoguera en la noche y café en mano, tus labios en mi boca, el sol en primavera, el calor de las sabanas en las mañanas heladas de rocío, la brisa fresca en verano, el cálido soplo de tus manos, la tarde lluviosa y el paraguas que me ampara del diluvio, las puestas de sol, los abrazos que no se quieren terminar, la sonrisa de mi tristeza, la tristeza que compensa mi euforia, la ausencia, la compañía, el dolor, la alegría, las noches sin estrellas y las estrellas sin noche, el instante de plenitud, la conciencia de mis pesadillas, la razón de mis sueños, los sueños que no se recuerdan y los que no se olvidan, las horas en blanco, el día oscuro y el sol que ilumina los resquicios de cielo, las miradas brillantes, las que hieren, las palabras hermosas, la luna, el sonido del mar en las playas vacías, las nubes, las olas, el tiempo que pasa, el camino solitario, el viento que sopla cálido y envuelve por completo, la piel en el instante de la caricia, la magia, el polvillo brillante bajo el rayo de sol, las ventanas entreabiertas, los susurros, el placer, el miedo, los labios dulces y enardecidos. El llanto, el recuerdo dolorido y agarrotado por el polvo espeso y sucio del olvido.

martes, 15 de febrero de 2011

Los viajes de vuelta.

Los viajes de vuelta tienen ago especial, tu me lo dijiste aquella vez, cuando en el tren me mirabas disimuladamente reflejada en el cristal y sonreías al colocar los pies junto a los míos, como diciendo que estabas allí conmigo. Hoy vuelvo sola de mi pesadilla, vuelvo sola del olvido. Y junto al sonido de las vías se va escuchando otro chirrido, el de la libertad.
Tu sonido.

sábado, 12 de febrero de 2011

El Bosque



Me adentro en la espesura con paso firme, los ojos clavados en algún punto, pero perdida la mirada, jadeando por la fría y dulce nieve que se clava sin piedad en el alma, blanca y hermosa, pura y helada. No siento los pies y la muerte me llama, pero mantengo mis palabras, caminaré hasta que me encuentre el alba, hasta que me sorprenda inerte la mañana y descanse bajo el roble en la explanada, cuando mi cuerpo fluya muerto con las corrientes de agua, cuando en ese momento viva más que nunca y me funda con las ramas que me susurran y me anuncian la retirada del invierno en la cumbre más nevada, en ese momento seré una con la nada.  
Y moriré arropada por los sauces que con el viento me cantan su nana, moriré con las caricias de sus ramas. Me hago un ovillo entre sus raíces, cuento al aire que me escucha atento cómo me aferré a las entrañas del bosque cuando quise escribir la historia de todo lo que me enamoraba.
Levanté un instante la cabeza y agudicé la vista, y entre las hojas de los árboles vislumbré lo que quedaba de mi vida, la libertad, tan etérea como la brisa. Las nubes se disiparon y dejaron paso a la luz que iluminó, sincera, mi sonrisa y se filtro por aquel entresijo perfectamente hilado de realidad y armonía, que por primera vez se mostró verdadera y solemne ante mi vista. Mis ojos se cerraron, cuando sonó por fin el sonido del reclamo y la naturaleza se llevó mi vida.

Cada Golpe



-¿Cómo va a ser la razón de mi vida si muero por él?- Pensaba frente al espejo mientras miraba atentamente los ojos de su reflejo. Miró de nuevo increpante a su imagen. -Fue tu culpa-. Las lágrimas comenzaron a rodar, cada una era un recuerdo, cada una avivaba cada momento y el pasado se fue viniendo encima, como piedras de escayola sobre sus cimientos, la vida se le iba, con cada golpe nuevo.

miércoles, 9 de febrero de 2011

- Minirelato erótico para el taller de literatura -

  Bailamos juntos esta danza de fuego, envueltos en llamas nuestros cuerpos, se queman al rozarse, arden al contacto con cada movimiento. Tu mano oprime delicadamente mi cuello, ejerciendo la fuerza justa y deslizándose a veces sutilmente hacia el labio inferior, tu dedo índice lo acaricia, con la misma dulzura impasible del hielo, amable pero fiero, no te detienes y buscas en cada fibra el placer de conseguir mis gemidos con tus besos.
Mientras tanto continúas con mi espalda, mi cuerpo desnudo no quiere impedir tus caricias y tu dedo desciende por mi columna, de forma que se curva, en un intento de escapar del violento aunque leve susurro de tu piel contra la mía. Pero no frenaste ante mi gesto. Seguiste hacia mis pupilas con tus ojos y el rojo de mis mejillas se hizo más intenso mientras tu mano seguía descendiendo y desvelando cada secreto inconfesable de mi cuerpo.  

sábado, 29 de enero de 2011

Aquí


Hoy, mi alma huele a ti y quiero abrazarme fuerte... por sentirte aquí.

domingo, 16 de enero de 2011

Anécdotas de una mañana sin palabras


El viento les rozaba, pero estaban tan ensimismados con el subir y bajar de la marea sobre la roca de enfrente que ni se daban cuenta, el sol iluminaba sus caras y la música suave del piano llenaba el silencio que no llenaban sus palabras. El mundo es bello, las nubes claras, como sus ojos, como su mirada...

jueves, 6 de enero de 2011

Sobre las olas

Siempre esperando, sobre las olas a que vuelvas, a que vuelvas, a que vuelvas… Y vuelo al horizonte por si te trae la lejanía, por si la brisa, por si mis lágrimas se unen y te dan, de agua, la vida.

martes, 4 de enero de 2011

Tempestad


Las vistas al mar me conmueven, sobre todo si en las noches se reflejan en él las estrellas, el sonido arrullador de las olas se mezcla con la brisa suave y cálida de las velas, tú me susurras suavemente al oído y no llego a escucharlo, imagino palabras bonitas, cristales de dulce filo se rompen y me lastiman la vida. El mar se convierte en fuego, tus palabras en ira, tus manos me desvelan la mentira.
Miro a lo lejos, el océano no vacila y se ensancha a ambos lados de mi vista. Hacia donde ir lo decidirán el viento y la brisa.
Y las velas se izan y se tersan ante la tempestad, pero no se rompen. Así demuestran su valía.

Escribe

Oblígame a escribir, porque es mi vida, que no se me olvide su melodía. Que siga recordando la armonía de las letras unidas y el dulce sabor de la poesía.

lunes, 3 de enero de 2011

Death Cab For Cutie

Las historias se repiten como los amaneceres nublados, como los días de lluvia, o el frío sin tus manos.
Siempre igual, con el mismo estrepitoso cantar, con el mismo ansia de matar el encanto que tiene la monotonía. Pero siempre son iguales.
Aunque las historias tienen la virtud de ser todas distintas solo cuando son vistas por distintos ojos. Así que quisiera ser tú, solo para verme ser, por verme vivir, y quererme lo que no me quiero, solo por sentir el amor que no me tengo y no morir anclada en mis tardes de oscuridad y vanas notas musicales.
Y es que hoy solo quiero morir... escuchando esa música suave.