El viento les rozaba, pero estaban tan ensimismados con el subir y bajar de la marea sobre la roca de enfrente que ni se daban cuenta, el sol iluminaba sus caras y la música suave del piano llenaba el silencio que no llenaban sus palabras. El mundo es bello, las nubes claras, como sus ojos, como su mirada...
Debió ser una bonita mañana.
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