viernes, 6 de abril de 2012
Infinite.
La cogió de la mano suavemente y le susurro al oído "No me voy a ninguna parte, pequeña". Y se quedaron, se quedaron allí los dos bajo la lluvia, admirando ella sus ojos y él la luz de su mirada, que casi sin vida se debatía entre el sueño y la vigilia. Se quedaron por siempre así, tirados, bajo la luz de las estrellas y el resplandor de la luna, incluso después de que la intensa mordedura del frío hiciera mella en sus corazones.
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Cuanto tiempo sin atisbar el mínimo destello en sus sombríos ojos.
ResponderEliminarSin un ápice de lucidez que se refugie en mi mirada.
A mis sueños, convertidos en recuerdos y que os veis tan lejos
atraídos por esos agujeros negros de traición. "Huid... pues no dejarán nada".