Alice quiso llorar, pero las lágrimas no fluían de sus violáceos ojos, y gritó, gritó al cielo, al mundo, a la vida que no le pertenecía, a su amo, gritó como un lobo herido, y su aullido fue la voz de la tristeza.-Tengo miedo- Caín colocó una mano sobre la frente de ella y con el índice y el anular le cerró dulcemente los ojos.
La voz del vampiro sonó arrulladora, casi compasiva.
- La eternidad nos espera, querida mía-
No hay comentarios:
Publicar un comentario