cada resquicio de autonomía, tus manos la convierten en dependencia, cada mirada te encuentra y se calla, como las palabras que no dicen nada y los ojos que sin hablar lo dicen todo, te quiero, te adoro, aunque me arranques el alma, aunque me duelan las heridas que no me has hecho y me pierda en las mañanas con el rocío de la noche, porque no te encuentro, porque se van con las madrugadas los cielos violáceos y grises que sin querer se funden con mis sentimientos y te reclaman, libertad, te llaman, y no respondes.

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