Dudas, son dudas las que me asaltan sin respeto alguno, sin piedad alguna, sin darme un respiro de aire fresco y libre de miedos, e incertidumbres. Libre de lágrimas que no caen y se resguardan por orgullo, libre de ira y rabia al mirar al frente y ver solo una bruma tan incierta que pudiera ser solamente el cansancio de los ojos al otear la lejanía.
Son dudas las que me asedian y me hieren, las que con su filo inescrutable se acercan sigilosas y me envuelven con sus cantos de locura y agonía.
Dudas, son dudas, las que se anclan y crecen, en un torbellino de pensamientos inciertos y mentiras, y verdades, y hechos, y mares de acciones o actos que pudieron haber sido equivocados o tan certeros y que nunca llegarán a ser ejecutados, que pasaron tan cerca que no han sido vistos o que han sido ignorados.
Y son las dudas, son las dudas las que ahora me hacen daño, las dudas que se presentan sin más, acompañadas del descaro que caracteriza al que no quiere ser ignorado, las que sin previo aviso llegan y me arrancan el tiempo de las manos.