sábado, 30 de noviembre de 2013
Tú, vacío, tan lleno de silencio, que me dedicaste tu ausencia en el letargo del invierno, volviste para preguntarme si estaba sola y decidiste quedarte como compañero. Cómo dedicarte entonces las palabras justas que ilustren tu presencia si estas tan hueco, cómo mostrar tu existencia invisible, si a ojos ajenos eres solo el espacio entre el corazón y los huesos. Y si fueras solo el ardor mortal del tiempo sobre las manos de los vivos, o el despertar ahogado de las enésimas madrugadas y el sol henchido, déjame contemplarte por siempre en alto, tumbada sobre las colinas rojas de la muerte.
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ya era hora de que escribieras. like it
ResponderEliminar:3 gracie mile
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